Desarrollamos nuestra labor en unas condiciones laborales difíciles, derivadas no solo de las particularidades propias de la actividad sanitaria sino también del desinterés y apatía de las autoridades y gestores sanitarios hacia la Enfermería. nuestra profesión.

Nos vemos sometidos, durante nuestra larga vida laboral, a la realización de turnos, guardias, trabajo nocturno y en fines de semana. Todo ello, además, en un ambiente de trabajo sujeto a un elevado estrés derivado no sólo del contacto permanente con el dolor, el sufrimiento y la muerte, sino también de la complejidad del ámbito sanitario.

Esta situación se ve agravada por la masificación de los centros sanitarios, el incremento de la demanda de cuidados, la adaptación continua a las nuevas tecnologías y el aumento de una población cada vez más envejecida y más dependiente, provocando todo ello la aparición temprana y a lo largo de toda la vida laboral de problemas de salud. Esto repercute negativamente en aspectos personales que sufrimos dificultades muy importantes para conciliar su nuestra vida laboral y personal.